El papa Francisco pidió este sábado «responsabilidad europea» para enfrentar el «fenómeno migratorio» tras denunciar el «fanatismo de la indiferencia», horas antes de cerrar su visita a Marsella (sureste de Francia) con una multitudinaria misa.
El jerarca católico ha condenado los «nacionalismos beligerantes» y lanzado el llamado para evitar que el Mediterráneo, donde miles de personas se han ahogado, se convierta en «el cementerio de la dignidad».
Francisco, el primer pontífice en 500 años que visita la ciudad de Marsella, se pronunció a favor de la acogida de inmigrantes, en un largo discurso con el que concluyó una conferencia de la Iglesia sobre cuestiones mediterráneas en Marsella, un puerto francés que durante siglos ha sido encrucijada de culturas y religiones.
«Hay un grito de dolor que resuena sobre todo y que está convirtiendo el Mediterráneo, el ‘mare nostrum’, de cuna de la civilización en el ‘mare mortuum’, el cementerio de la dignidad: es el grito sofocado de los hermanos y hermanas migrantes«, dijo, utilizando términos latinos que significan »nuestro mar« y »mar de la muerte«.
Francisco fue recibido en el ventoso puerto donde se encuentra el centro de conferencias por el presidente Emmanuel Macron, con quien tenía previsto mantener una reunión privada antes de regresar a Roma.
El Papa comenzó la jornada con una visita a un centro de necesitados en el barrio marsellés de Saint Mauront, uno de los más pobres de Francia, gestionado por la orden de monjas fundada por Santa Madre Teresa.
Más tarde, en la conferencia, pidió «un amplio número de entradas legales y regulares» de inmigrantes, haciendo hincapié en la acogida de quienes huyen de la guerra, el hambre y la pobreza, más que en la «preservación del propio bienestar».
«Quien arriesga su vida en el mar no invade, busca acogida», reiteró el pontífice argentino, para quien el «fenómeno migratorio» es un «proceso» que «involucra a tres continentes en torno al Mediterráneo» y que «debe ser gobernado (…) con responsabilidad europea«.
Sus declaraciones se producen en un contexto cada vez más hostil para los inmigrantes en Europa. Ejemplo de ello, Francia advirtió, de boca de su ministro del Interior Gérald Darmanin, que «no acogerá» ninguno de Lampedusa.
La la isla italiana hace unos días llegaron unos 8.500 migrantes tras cruzar el Mediterráneo, donde más de 28.000 desaparecieron desde 2014 en su intento de alcanzar Europa desde África, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), unos 178.500 migrantes han llegado a Europa a través del Mediterráneo este año, mientras que unos 2.500 murieron o desaparecieron.
Los gobiernos de varios países europeos, como Italia, Hungría y Polonia, están dirigidos por opositores declarados a la inmigración.