El sospechoso de los tiroteos perpetrados en el estado de Maine, al noreste de Estados Unidos, que dejaron 18 muertos, fue encontrado muerto con una herida por un disparo autoinfligido, reportaron este viernes en la noche medios estadounidenses.
Las autoridades de Maine convocaron una conferencia de prensa para las 22H00 locales (02H00 GMT). De momento no se conocen detalles del hallazgo, con el que culmina una intensa búsqueda de más de dos días.
CNN informó que el cuerpo de Robert Card, de 40 años, acusado de abrir fuego en una bolera y en un bar-restaurante con saldo de 18 personas muertas y 13 heridas, fue hallado en un bosque a unos 12 kilómetros de Lewiston.
La cadena de noticias dijo que el cuerpo de Card fue hallado cerca de un centro de reciclaje, del que había sido despedido recientemente.
Tanto CNN como la cadena ABC citan fuentes que afirman que Card fue encontrado muerto con una aparente herida por un disparo autoinfligido.
Card era señalado de perpetrar el tiroteo masivo más mortífero del año en la noche del miércoles.
La policía estadounidense había intensificado el viernes la búsqueda del autor de los asesinatos por todo el noreste del país.
«Se está destinando una enorme cantidad de personal policial, tiempo y esfuerzo, las 24 horas del día» para hallar al principal sospechoso, dijo en la mañana el jefe de policía de la ciudad de Lewiston, David St. Pierre.
Las autoridades identificaron el viernes a las víctimas, que van desde un matrimonio de unos 70 años hasta un niño de 14 que murió junto a su padre.
El viernes, la policía y el FBI se desplegaron en varios sitios, incluida la orilla de un río donde se encontró el automóvil del sospechoso, y planeaban explorar las profundidades con sonar y buzos.
El comisionado de seguridad pública de Maine, Mike Sauschick, dijo en rueda de prensa durante la tarde que los negocios de la zona podían reabrir, y se había prohibido la caza en Lewiston y localidades cercanas.
«Lewiston fuerte»
La búsqueda parecía a punto de concluir el jueves por la noche, cuando la policía se había concentrado frente a una casa que pertenecía, según un vecino entrevistado por la AFP, a la familia del sospechoso.
«Por favor, salga», repitieron los policías a lo largo de la noche a través de megáfonos, «nos gustaría hablar con usted». Pero los policías se marcharon sin hacer declaraciones a los periodistas, muy numerosos en el lugar, sin haber localizado al sospechoso.
Drones, helicópteros y vehículos blindados habían sido desplegados en los alrededores.
Lewiston se ha transformado en una ciudad fantasma luego que sus 36.000 habitantes recibieran la orden de las autoridades de confinarse en sus casas por la peligrosidad de Card.
Los centros educativos y los comercios cerraron sus puertas y el estacionamiento de la escuela secundaria fue tomado por agentes de policía vestidos de uniforme y armados hasta los dientes.
En la fachada de un comercio, Jeremy Hiltz, un vecino, colocó una pancarta en la que se lee: «Lewiston Strong» (Lewiston fuerte).
Siete personas, una mujer y seis hombres, perdieron la vida en la bolera, ocho en el bar restaurante, a unos doce minutos de distancia, y finalmente tres heridos fallecieron en el hospital.
Testigos que se hallaban en la bolera «Just-In-Time» describieron cómo los clientes se escondían debajo de las mesas y en las máquinas al final de las pistas. «Me tiré encima de mi hija, y mi madre encima de mí», describió Riley Dumont a la cadena ABC.
Una fotografía difundida por la policía mostró a un hombre vestido con una camiseta marrón entrando al establecimiento, con un rifle semiautomático al hombro.
Una nación «de luto»
«Es un día oscuro para Maine», declaró el jueves por la mañana Janet Mills, gobernadora del estado, al anunciar el elevado número de víctimas.
El presidente Joe Biden deploró un acto «trágico y sin sentido» y ordenó colocar a media asta la bandera nacional en los edificios federales.
«Una vez más, nuestra nación está de luto», dijo el mandatario, reclamando por enésima vez al Congreso la prohibición de las armas de asalto, un punto en el que demócratas y republicanos discrepan desde hace décadas.
La matanza del miércoles es la peor en Estados Unidos desde la de la escuela Uvalde, en Texas, donde un tirador mató a 19 niños y dos maestros en mayo de 2022.
El país está pagando un precio muy alto por la proliferación de armas de fuego en su territorio y la facilidad con la que los ciudadanos tienen acceso a ellas.
Excluyendo los suicidios, más de 15.000 personas han muerto a causa de la violencia armada desde principios de año en el país, según la organización no gubernamental Archivo de Violencia por Armas.
Maine es uno de los estados con la tasa más baja de homicidios. Los 18 muertos del miércoles representan, de acuerdo a la asociación Everytown, más que la media anual de asesinatos por armas de fuego en el estado.