Se encuentra privado de libertad por las autoridades iranes, que le acusan de espionaje
Tras cumplir un ao de encarcelamiento en Irn, han emergido nuevos audios del espaol Santiago Snchez Cogedor, grabados desde la prisin de Evin en Tehern. En un mensaje, se muestra abatido, llegando incluso a plantear la posibilidad de iniciar una huelga de hambre: «Voy a dejar de comer porque estoy triste, porque estoy triste.»
La de Santiago es una historia de infortunio y falsas acusaciones por parte del rgimen de los ayatols. La aventura que le llev a prisin fue un viaje solidario a pie, desde la Comunidad de Madrid hasta Qatar, para ver all el mundial y animar a la seleccin espaola; durante el cual se propuso plantar 2.000 rboles e ir recogiendo la basura que se encontrase a su paso. El viaje transcurri sin incidencias hasta que, en octubre del ao pasado, poco despus de cruzar la frontera con Irn, fue llevado a la tumba de la activista asesinada por las fuerzas iranes, Masha Amini, donde fue arrestado por las fuerzas de seguridad. Desde entonces, no ha vuelto a pisar la calle.
Aconsejado por su entorno, la estancia en prisin de Santiago se ha caracterizado por mantener un perfil bajo, con algunas excepciones como esta exclusiva de GRAN MADRID, meses despus de su encarcelamiento. Una discrecin que le ha llevado a lograr algunos beneficios penitenciarios (se encuentra en un mdulo relativamente bueno con presos pacficos que hablan ingls y se le permite hacer llamadas a Espaa), pero que cree que no han servido para acelerar su liberacin.
«Un ao escuchando unas indicaciones: ‘todo est bien, vas a salir pronto, eres inocente’…», se lamenta Santiago. «Cuando yo pregunto a la persona que lleva mi caso, que no es el abogado, cmo est la situacin. Tranquilo, Santiago, en junio sales, en julio, en agosto... Hoy me ha dicho que le d dos meses ms«, protesta al tiempo que clama: «Hay un espaol inocente en una prisin. Qu quieren de m? Qu es lo que quieren de nosotros?»
Ante esta demora, Santiago ha decidido alzar la voz. «Llevo un ao con los brazos cruzados y con la boca tapada, muchas manos han tapado mi boca pero ahora digo que no. No me importa, no tengo miedo. Me han quitado la libertad. Me quitaron la libertad, pero… tambin la vergenza. No tengo miedo, ni vergenza», asegura.
En otra parte del audio, asegura que esta nueva estrategia podra no contar con el beneplcito de sus familiares directos, quienes han sido los principales defensores de la estrategia del perfil bajo y confiar en que la diplomacia espaola logre su liberacin, como ocurri con otra ciudadana espaola meses atrs, cuyo cautiverio coincidi en el tiempo con el de Santiago.
«Mis propios familiares me dicen que no muestre mis tristezas, que no muestre esos das que son imposibles de ocultar. Vivimos, o vivo o viva, no voy a nombrar a terceras personas, yo viva, a lo mejor, intentando mostrar esa extrema felicidad. Viva buscando el aplauso social, en una competicin de logros y de cosas que son falsas, son errneas», asegura tras las rejas el aventurero con la voz cansada.
En varios momentos de su intervencin, Santiago se reitera en la idea de: «voy a dejar de comer porque estoy triste«. Una tristeza que parece haberse apoderado de l hasta lmites que podran ser peligrosos para su salud.
«No s qu decir, estoy perdiendo la cabeza«, se despide.